«Mejor sola que mal acompañadas»
Es un refrán popular del pueblo de habla hispana. A pesar de su popularidad, el mismo presenta algunas variantes como “es mejor estar solo que mal acompañado”, “más vale andar sola que mal acompañada”, “más vale a un hombre andar señero que con mal compañero”. Es usado para dar un consejo o una advertencia con respecto a las malas compañías que rodean, especialmente a la mujer, pero aplica para cualquier individuo.
El proverbio refleja la sabiduría y experiencia, ya que enseña que es preferible la soledad a que una mala compañía, en alusión a que en ocasiones la mujer o el hombre están rodeados de personas que son una mala influencia, y detrás de esa amistad que demuestra ser sincera, lo único que existe es la envidia, el deseo del mal y el daño físico o psicológico al individuo.
Especialmente en el contexto afectivo-emocional de la mujer, representa una alerta para hacerla reflexionar sobre la conveniencia de seguir o terminar con una relación de pareja, y la alienta a reflexionar respecto a que en ocasiones es mejor la soledad que el compartir su tiempo, actos, logros, en fin la vida cotidiana con una pareja que no la considera, no la valora, no la respeta y no posee el mismo grado de bondad, lealtad, gratitud y honestidad que ella.
Algunas féminas argumentan por qué este refrán aplica para sus situaciones personales, entre ellas las siguientes:
Puede hacer lo que le provoque: Al estar sola la mujer puede hacer las cosas que quiera, en el momento que quiera y además cómo quiera, sin tener que rendirle cuentas a nadie.
Tendrá el control de su propia vida: Estar sola le ofrece el control completo y total sobre su estilo y sus hábitos de vida. Esto significa que su vida no girará en torno de otra persona y podrá administrar su tiempo como más le guste.
Todo el dinero será para ella: Todo aquello que ganes en su empleo, podrá gastarlo pura y exclusivamente en sí misma, sin las presiones que conlleva el tener una pareja, pues los gastos aumentan notablemente. En cambio si está sola, la administración de sus ganancias podrá planearla ella y gastar el dinero en lo que se te antoje.
Dependerá menos de otras personas: A todo el mundo le gusta estar acompañado; sin embargo, una temporada en soledad tampoco le puede dañar, pues aprenderá a depender menos de otras personas en materia afectiva y eso reforzará su carácter.
Establecerá diferentes prioridades: Vivir en pareja establece ciertas prioridades que obligan a hacer cosas que en muchas oportunidades no queremos realizar. Al estar sola, dichas prioridades cambian y se transforman en cosas mucho más personales, podrá hacer lo que desee sin el temor de herir o lastimar a la otra persona, ya que si se equivoca, la única que saldrá perjudicada será ella misma.
Será responsable de todo lo que pase en su casa: Si vive sola, al no tener pareja tendrá la oportunidad de mantener el orden como le venga en gana. Si acostumbra tener un «orden desordenado», seguramente sabrá que al volver del trabajo o de una salida, encontrará todo en el mismo lugar donde lo dejó y nadie cambiará sus cosas de lugar.
Disfrutará de tranquilidad: Luego de un largo día de trabajo, no hay peor cosa que llegar a casa y encontrarse con los reclamos de la pareja sobre cosas que había que hacer o cuentas por pagar. Al estar sola, estos reclamos y discusiones desaparecen, por lo que solo se encontrará calma y tranquilidad al llegar a su hogar.